martes, 31 de enero de 2012

José Antonio de Lavalle y García

La historia de “José Antonio”, la genial inspiración de Chabuca Granda que retrata con perfección la estampa del caballo peruano de paso, es más que una simple historia o una anécdota; encierra toda una historia de amor por algunos ignorada.

Cuando le preguntaban a Chabuca en quién se había inspirado para componer este vals con fuga de marinera, ella decía que en don José Antonio Lavalle y García, un barranquino de antaño que a manera de queja le reclamaba a Chabuca por todas las tradiciones y costumbres que se habían perdido en Lima.

Una de ellas claramente era el caballo peruano de paso, esta raza equina que era un elemento vital en las haciendas costeras del país, y que por razones ampliamente conocidas por todos se le había marginado de una sociedad que en años previos lo supo acoger con cariño y respeto.

Don José Antonio tenía un potro llamado “Pancho Fierro” que al cruzarlo con una yegua moqueguana nacieron todos los caballos ambladores que existen ahora. Era un bello animal que lo acompañaba en largas cabalgatas por su hacienda y que se convirtió en símbolo de toda una historia ligada a su propia vida.

Lavalle y García era amigo del padre de Chabuca, dice que era viejo, más viejo incluso que su padre, pero que revelaba en su personalidad a aquel hombre del campo que supo dar los mejores años de su vida a cultivar una pasión que ahora se ha convertido en nada menos que en patrimonio nacional.

Lo que más pena le daba a Chabuca, era que don José Antonio de Lavalle y García nunca pudo escuchar este tema; murió mucho antes que sonara en las radios de todo el país. Y justamente en la fuga del vals cuando dice: “Por qué me dejaste aquí”, se refiere a que don José Antonio la dejó antes de escuchar su inspiración, un vals convertido en himno del caballo peruano de paso.

Andrés Sánchez Alayo

miércoles, 25 de enero de 2012

“Padre de la Raza”

Con ese apelativo se le conoce al legendario Sol de Paiján, ilustre padrillo, padre y abuelo de campeones, ganador de múltiples campeonatos nacionales e internacionales,  muy reconocido por la afición por haber obtenido en 1982 el título de “Laureado”.

Dicho galardón solo lo obtienen aquellos ejemplares ganadores del título nacional en tres oportunidades. De esta manera, Sol de Paiján ha grabado una línea de sangre imperecedera en el tiempo a través de su vasta descendencia: Don Luis, Don Antonio y Trovador, son prueba irrefutable de ello.

Toda esta impecable trayectoria de premios y triunfos inobjetables, le permiten a este noble garañón ser considerado como el “Padre de la Raza” de los caballos peruanos de paso. Me cuentan mi padre y mis tíos que recuerdan su marcha cadenciosa, su andar elegante sobre la grama de Mamacona, aquella mañana de domingo con mucho sol y gran algarabía en las tribunas.

En esa ocasión, el aplauso y la admiración del respetable, fueron también un estímulo para la dupla jinete-caballo que dejaban lo mejor de sí en cada ejecución, en cada movimiento cimbreante y contagiante, en cada evolución de su gloriosa marcha al ansiado merecido premio.

Sin duda, para quienes lo vivieron resulta un recuerdo imborrable. Para mí, que cada vez escucho más historias como aquella, me convierte en un apasionado de estos bellos ejemplares que me llenan de orgullo y satisfacción cuando los veo realizando exhibiciones coordinadas a la perfección junto a su noble chalán.

Andrés Sánchez Alayo

martes, 17 de enero de 2012

El caballo peruano de paso en el mundo

Cada vez son más frecuentes los halagos y reconocimientos para una raza única, convertida desde hace algunos años en patrimonio nacional, y que ha logrado establecer asociaciones en muchos países donde su crianza en casi un motivo de culto.

En el Perú cada vez más se nota un interés por su crianza y desarrollo, uniendo su tradición a la marinera, la fiesta brava, el pisco y la gastronomía, todos productos de alta factura y que son apreciados en la misma dimensión que el caballo peruano de paso.

En el mundo ocurre ahora un fenómeno similar y no deja de sorprendernos que no sean necesariamente instituciones que agrupan a peruanos alrededor del mundo sino además grupos de extranjeros peruanistas, los que fomentan una cultura de aprecio y cariño hacia estos bellos ejemplares.

No deja de sorprendernos que en Suiza, Estados Unidos y Canadá, los festivales tengan un éxito inusitado congregando a un gran número de participantes y de público asistente interesado en este deporte equino convertido ahora en pasión para quien goza con su espectáculo.

Lo mismo ocurre en Argentina, Bolivia, Ecuador, Honduras y Panamá, donde la raza peruano de paso se convierte en un embajador de nuestra peruanidad, de nuestra tradición, de nuestra herencia cultural hacia el mundo.

No cabe duda que el caballo peruano de paso ha logrado acrecentar su presencia en todo el mundo. En el Perú, nos sentimos orgullosos de que esto sea así y seguiremos apoyando sus bondades y características singulares desde este blog.


Andrés Sánchez Alayo

lunes, 9 de enero de 2012

Don Manuel Mazzi, leyenda viva del caballo peruano de paso

En su criadero ubicado en el distrito de Cieneguilla, donde hace más de cincuenta años inició este intenso trajinar en el mundo de esta notable raza caballar peruana, don Manuel Mazzi, a sus resistentes 82 años, mantiene su labor diaria como si fuera un jovencito aventurero.

En la ribera del río Lurín, a lo largo de todo el fundo que alberga uno de los más reconocidos centros equinos de la capital, don Manuel aconseja a todo aquel que desea escucharlo y no deja de tener razón cuando habla con cariño de estos bellos ejemplares que lo acompañan desde hace más de medio siglo.

Mazzi se siente orgulloso de mantener viva una tradición que empezó con tan solo una yegua en su natal Chincha. Hoy cuenta con nueve generaciones de caballos peruanos de paso inscritos oficialmente en la Asociación Nacional de Propietarios y Criadores del Caballo Peruano de Paso.

Desde 1972 don Manuel es juez oficial en cuanto concurso se le convoca, tanto a nivel nacional como internacional, desde Mamacona hasta Salta o Texas. Cuenta en su haber con más de 200 concursos en los que ha participado y en los que siempre ha sabido dejar bien en alto el nombre del Perú.

Durante todos estos años, Mazzi ha cultivado la amistad de importantes hombres vinculados a la actividad. Fernando Graña y Fernando Peschiera, se cuentan entre sus principales amigos que contribuyeron a fortalecer esta pasión y con quienes compartió inolvidables experiencias.

Por todo ello, don Manuel Mazzi se convierte en una leyenda viva del caballo peruano de paso. Su contribución es valiosa y debemos resaltarla por lo que significa para el Perú este patrimonio cultural e histórico nacional. 


Andrés Sánchez Alayo