Resulta por demás halagador para un peruano amante del caballo peruano de paso, saber que en el país hermano de Argentina se ha formado una raza equina fruto de la unión del peruano de paso con el criollo argentino, que se le conoce como el Caballo Peruano Argentino de Paso.
El 3 de junio de 1980 se funda la Asociación Argentina de Criadores de Caballo Peruano Argentino de Paso, pero la historia se remonta muchos antes a Salta donde se inicia este vínculo de sangre que nace en las largas faenas en el campo, junto a los arrieros y los señores del campo, que conocieron por azar al peruano de paso.
En ese intercambio comercial que los llevaba de un lugar a otros, tuvieron la dicha de probar la silla de este bello ejemplar peruano, en su experiencia personal descubrieron que era una bestia de suave andar y fina estampa. Se enamoraron de él y lo llevaron a sus tierras para que los acompañe en sus diarias cabalgatas.
Fue así como se introdujo en los valles de Lerma y Cachalquíes, despertando un creciente interés en su cría y desarrollo. Así se asentaron en los valles del noroeste argentino y su garbo, tradición y elegancia se desplaza por las pampas gauchas con la misma comodidad que lo hacen en tierras peruanas.
Y ahora, en pleno siglo veintiuno, se forja una raza de incomparables características, pues a la finura de su andar se suma lo recio del ejemplar argentino. Es un caballo que es admirado y comparado por su belleza y resistencia, pero que todavía tiene un largo camino por recorrer en cuanto a su crianza.
Bienvenido entonces el caballo peruano argentino de paso, una nueva raza que nos remonta a una tradición peruana como el caballo peruano de paso, que es ya un patrimonio cultural e histórico de la nación.
Andrés Sánchez Alayo
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