viernes, 9 de diciembre de 2011

Don Sixto Chávez Olguín

Hace poco más de dos meses sucedió la sensible desaparición física de este ilustre chalán, notable “enfrenador” y reconocido por todos como un “maestro de maestros”, dejando un vacío difícil de llenar en el mundo del caballo peruano de paso, tanto por su vasto conocimiento como por sus innegables cualidades personales.

Nacido en la hacienda de Salamanca, ubicada en la localidad norteña de Chicama, un 6 de agosto de 1920, don Sixto viajó por el mundo llevando el pendón bicolor del caballo peruano de paso, transmitiendo de generación en generación toda la noble estirpe de estos bellos ejemplares que llegaron de España hace más de 400 años.

Su vasta sapiencia, sus cualidades de diestro chalán, lo encumbraron en el norte peruano también como uno de los más destacados “enfrenadores” de caballos. Justamente, los extensos cañaverales de Chicama fueron fieles testigos de su andar, del intenso trajinar por su campos, y de su don de gente que lo hizo ganar grandes amigos.

El pasado 1 de octubre, don Sixto Chávez partió hacia la eternidad al encuentro del Señor. Su viaje lo inició como siempre lo hubiera querido, acompañado de chalanes montados en briosos caballos que a su paso derramaban garbo y elegancia para rendir homenaje al hombre que les dedicó toda su vida.

Su despedida fue un espectáculo impresionante, digno de una personalidad que supo dar todo su conocimiento, toda su sabiduría a una actividad convertida en pasión de todos los que amamos su leyenda, su tradición y su historia.

Lo que el pueblo de Chicama reclama ahora, es un justo reconocimiento cívico para don Sixto Chávez Olguín, un verdadero homenaje de la nación al “maestro de maestros” que hizo del caballo peruano de paso un símbolo de peruanidad y orgullo nacional.


Andrés Sánchez Alayo

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